Buenas, me llamo Sara, y salí de mi zona de confort en agosto de 2010, a tan solo diez meses después de haberme casado, y con 27 añitos, me costó mucho tomar la decisión porque hacia muy poco tiempo "del gran día", y claro, yo quería mi propio cuento y se estaba desmoronando, también pensé mucho en como lo decía en casa a la familia, en que pensaría la gente... pero al final y después de haber perdido mas de once quilos, pensé en mi, rompí con todo y decidí divorciarme, me alegro de haber hecho aquello,no solo por el gran lastre que me quite de encima, si no porque a partir de ahí,me mantengo fuera de la caja y ya no pierdo el tiempo.
Quise ascender en el trabajo y lo conseguí varias veces
Quise cambiar de ciudad, y me fui a vivir fuera, con todo lo que ello conlleva
y ahora estoy en un nuevo proyecto para reformar por completo mi vida profesional, porque nunca es tarde
Animo todos a salir fuera, y a ser felices, aquí fuera se esta muy bien.
Muchos besos.

Un saludo Gregory

Hola Sara!
Qué bueno leer lo que escribes -- eso es romper, quebrar, y saltar encima de la zona de confort!
Una de las cosas que creo más importantes apuntas es que, si uno se da cuenta de que la decisión tomada (por trascendente, cara, pública que fuera) no va a tener salida, no tiene mucho sentido alargarla innecesariamente. Con un tiempo que tenemos aquí que no sabemos muy bien cuánto dura, perder días, semanas, meses o años repitiendo algo que no funciona como si por magia un día fuera a arreglarse es injusto con nosotros mismos y con las personas a las que les importa. Hace unos años un amigo me decía que en la vida, como en las finanzas o en el póker, cuando alguien lleva una racha perdiendo, debe saber cuándo cortar las pérdidas: es mejor perder mucho, que perderlo todo -- lo segundo lleva mucha más energía y tiempo recomponer.
Genial leer acerca de cómo romper la zona, ciertamente -- gracias por inspirarnos, Sara!
Un abrazo grande para allá y todos los éxitos en el camino!

Muchas gracias Gregory por tu respuesta! es por esto y por algunas cosas más, por las que digo, que las experiencias vitales a veces, no van unidas al número de velas que ponemos en nuestra tarta de cumpleaños, puede que una persona jóven nos llegue a sorprender, y tenga mucho que compartir.

Un besazo.